martes, octubre 26, 2010

China. La superpotencia energética del siglo XXI

El 20 de julio, el economista en jefe de la Agencia Internacional de la Energía, Faith Birol, declaró al Wall Street Journal que China había sobrepasado a Estados Unidos al convertirse en el primer consumidor mundial de energía.

A partir de este hecho Michael T. Klare, experto en geopolítica de la energía, analiza sus implicancias. Dice entre otras cosas.

“Si se tienen en cuenta el estrecho ligamen entre energía y economía global, así como las crecientes dudas sobre la futura disponibilidad de petróleo y otros combustibles, las decisiones chinas en materia energética pasaran a tener un impacto de largo alcance. Como actor principal en el mercado energético global, China determinará de forma decisiva no sólo los precios que se pagarán por combustibles clave sino también los sistemas energéticos que predominarán de aquí en adelante. Es más: las decisiones chinas en materia energética determinarán si China y Estados Unidos pueden evitar verse arrastrados a una batalla global por la importación de petróleo y si el mundo escapará a un cambio climático de dimensiones catastróficas”.

Klare nos recuerda lo que significó para la hegemonía de EE.UU el predominio energético. El que la región noreste de los jóvenes Estados Unidos fuera rica en reservas acuíferas y de carbón fue decisivo para la industrialización temprana del país. Con todo, lo que convirtió a los Estados Unidos en un actor decisivo en el escenario global fue el descubrimiento de petróleo en Pennsylvania, en 1859. La extracción y exportación de petróleo alimentó la prosperidad estadounidense a comienzos del siglo XX -convirtiendo al país en principal productor mundial- así como el ascenso de sus gigantescas empresas.

Klare analiza extensamente las implicancias geopolíticas del control que ejerció y sigue en gran medida ejerciendo EE.UU en la industria del petróleo y continúa diciendo:

“Al igual que ocurrió en el pasado, es muy probable que el hecho de que China haya desplazado a los Estados Unidos como consumidor global de energía altere también su política exterior. No hay duda, como mínimo, de que afectará las relaciones chino-estadounidenses, por no hablar de la agenda política mundial...”

“Cualquiera que lea las páginas de negocios de la prensa puede advertir que la cuestión energética es una de las más importantes para los dirigentes chinos. Prueba de ello son los cuantiosos recursos dedicados a la materia, así como la procura planificada de nuevas fuentes de provisión. Los dirigentes chinos, de hecho, deben afrontar ahora dos desafíos: asegurarse suficiente energía para afrontar una demanda creciente y decidir qué combustibles les permitirán satisfacer estas exigencias. La manera en que China responda a estos desafíos tendrá un impacto decisivo en el escenario global”.

Ver el artículo completo de Michael T. Klare, “China. La superpotencia energética del siglo XXI”.
En nuestro país cuyo sector transporte depende en un 98 % de los derivados del petróleo no se podrá definir una política energética coherente, si no se considera el entorno geopolítico mundial.

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