jueves, noviembre 01, 2007

The oiloholics.

Aug 25th 2005. From The Economist print edition.
En un Blog anterior usamos la portada de The Economist” que mostraba a EE.UU. y China ebrios de consumir petróleo, como una forma de ilustrar la explosión de consumo hacia la que avanza China. Pero, al releer el artículo nos dimos cuenta que a pesar de haber sido publicado en Agosto del 2005 tiene máxima actualidad, por lo que lo ponemos a la consideración de Uds.

Traducción parcial:

El precio del petróleo afecta el coste de casi todo. Este ayuda a determinar no sólo el coste de transportarse al trabajo o el costo del viaje aéreo de vacaciones, sino también el costo del mobiliario, el alimento y todo aquello que deba ser transportado desde la fábrica al la tienda. Las tres recesiones globales pasadas fueron todas provocadas por un salto en precios del petróleo. Así, debería alarmarnos el que los precios del petróleo se hayan más que triplicado desde finales de 2001. Hasta ahora, sin embargo, la economía mundial se ha mantenido notablemente firme: el crecimiento de PBI global es fuerte y la inflación permanece modesta. ¿Cuánto puede esto seguir?......
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Es fácil señalar con el dedo a la demanda de petróleo derivada del crecimiento de China (que de hecho se ha enfriado ligeramente este año), pero EE.UU. permanece como más grande consumidor, usando un cuarto de la producción mundial. EE.UU. emplea el 50 % más petróleo por dólar del PIB que la Unión Europea, en gran parte porque los consumidores pagan menos. Cuando los precios de la gasolina se han acercado a los 3 dólares por galón, en algunas ciudades, hubo una protesta clamorosa de los motoristas. Incluso la gasolina permanece escandalosamente barata en EE.UU. comparado con Gran Bretaña o Alemania donde los precios están encima de 6 dólares por galón. La extrema dependencia de EE.UU. del petróleo no sólo deja su economía más vulnerable a un shock de suministro, sino que también empuja los precios más altos para el resto del mundo…..
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América y China, de modo diferente, están ebrios de consumir petróleo. Cuanto por más tiempo ellos postergan el tomar las medidas que debieran tomar para contener su hábito, peor será el dolor de cabeza. George Bush aprendió una vez aquella lección respecto del alcohol. Es tiempo para él de hacer lo mismo con los norteamericanos respecto del petróleo.
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