domingo, marzo 18, 2012

Las lecciones de Fukushima.

El 11 de marzo se cumplió un año del accidente nuclear de Fukushima. En realidad los accidentes nucleares que causaron el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011 fueron múltiples, ya que hoy solo funcionan 2 de los 54 reactores nucleares del territorio japonés.
Aunque la propietaria de la central nuclear de múltiples reactores en Fukushima Daiichi considera que los reactores están en parada fría, la situación dista aún mucho de estar controlada. El acceso y la monitorización de los tres reactores fundidos no es ni mucho menos completa. Las lecturas de temperatura incluso han vuelto a subir en las pasadas semanas, y no se conoce con exactitud el estado y situación de las barras de combustible fundidas dentro de los reactores 1, 2 y 3. Se teme además que un nuevo terremoto pueda afectar el precario estado de los edificios de los reactores, seriamente dañados, incluyendo la piscina de combustible gastado del reactor 4.
Coincidiendo con este aniversario, Greenpeace ha publicado un informe titulado: Las lecciones de Fukushima (60 páginas. 4.41 Mb). Entre otras cosas afirma: El desastre de Fukushima Daiichi demuestra que la teoría de la industria nuclear sobre la seguridad de la energía nuclear es falsa. La evidencia histórica –Fukushima Daiichi, Chernóbil y Three Mile Island- demuestra que se ha producido un accidente nuclear importante aproximadamente una vez cada diez años. El patrón de los accidentes de reactores nucleares contradice el postulado de la industria nuclear de que tales eventos solo ocurren una vez cada 250 años.
La lección que se puede aprender una y otra vez de los accidentes nucleares es la siguiente: la evaluación de riesgos de la industria nuclear no tiene en cuenta el fracaso institucional, aunque el comportamiento de las instituciones implicadas y el de sus responsables son causas principales de los accidentes nucleares. Una sucesión de fallos institucionales sentaron las bases para el desastre de Fukushima Daiichi, incluyendo el sistema de autoregulación impulsado por la propia industria, el exceso de confianza de la industria, el desprecio intrínseco.

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